Jesús García Burillo ha señalado que muchas personas continúan padeciendo los efectos de una crisis que “dura demasiado tiempo” y que está generando una realidad social “marcada por la desesperanza".

Por eso cree necesaria una “regeneración moral a escala personal y social” y, con ella, la recuperación de un “mayor aprecio por el bien común”, ha indicado, recordando el último mensaje de la Conferencia Episcopal.

Ese bien común debería ser, ha continuado, “verdadero soporte” para la solidaridad con los más pobres y favorecer la “auténtica cohesión social”.

Conductas reprochables
“Nos entristecen las conductas moralmente reprochables, alejadas del ser humilde y fraterno del Niño de Belén”, ha dicho el prelado, para aludir de nuevo a la Conferencia Episcopal, cuando pide “ejemplaridad” de los responsables políticos, sociales, económicos y eclesiales, que “constituirá siempre un elemento imprescindible para lograr una justa sociedad civil y una verdadera comunidad eclesial”.

“¡Cuánto bien nos haría una verdadera revolución de las virtudes morales, en cada uno de nosotros y en las instituciones!”, ha señalado el responsable de la diócesis abulense que, mirando el centenario, ha destacado la “especial devoción” que la Orden del Carmelo “siempre” ha tenido hacia el niño Jesús.

Centenario

Con motivo del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa, ha recordado que la santa abulense llevaba siempre una imagen del niño, y en cada comunidad mandaba honrarle con una representación del niño Jesús que ella dejaba como regalo al despedirse.

García Burillo ha dicho que el camino a la felicidad pasa por la “austeridad” y la “fraternidad”, un camino que “también Santa Teresa insistía a sus hijas” en tomar.

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También ha citado las palabras del papa Francisco en el inicio del Año Jubilar Teresiano, cuando recogió las recomendaciones de la mística abulense de “amarse mucho unos a otros, desasirse de todo y verdadera humildad”.