Las asociaciones y la Comisión Permanente del Consejo Autonómico de Turismo de Castilla y León han tomado parte en la elaboración de este decreto, que parte de la regulación actual de la actividad de los guías de turismo que se contempla en el vigente Decreto de 1995 y en la Ley de Turismo de 2010, así como del marco de la normativa europea.

El objetivo es el de "contar con profesionales cualificados que informan sobre la variedad y riqueza de los bienes que integran el patrimonio cultural de la Comunidad para potenciar la elección de Castilla y León como destino turístico".

Especialización
Como novedad, se ha recogido la posibilidad de especialización a través de la mejora de la cualificación de esos profesionales con el fin de potenciar un turismo de calidad. Las materias sobre las que podrán especializarse son el arte sacro, el medio natural, el micoturismo, el enoturismo y la arquitectura civil, si bien se podrán incorporar otras materias de en función de las demandas de los turistas.

Castilla y León ha optado por mantener la exigencia de unas pruebas de habilitación específicas para garantizar una mayor calidad de los profesionales que asesoran a los turistas, de cara a consolidar el prestigio de los guías de Castilla y León fuera de la Comunidad.

El contenido del decreto se estructura en cuatro capítulos, 29 artículos, dos disposiciones adicionales, una disposición derogatoria y dos disposiciones finales.

A través de esta estructura se regulan aspectos tan importantes como el concepto de guía de turismo, el objeto de la actividad de guía de turismo que regula el decreto, la organización de actividades de información y asistencia o el régimen de acceso y ejercicio de la actividad.

Derechos y obligaciones
Del mismo modo, el nuevo decreto regula aspectos relacionados con los derechos y obligaciones de los guías, cuestiones relativas a la convocatoria de pruebas de habilitación o el procedimiento de adaptación a la normativa europea en materia de habilitaciones para el ejercicio de la actividad.

También el decreto apuesta por la calidad de la actividad de los guías a través del impulso de la formación y la especialización que se regula en el Capítulo IV.