El censo estima 179 manadas (grupos familiares de lobos) en Castilla y León: 152 (antes 132) al norte del Duero, donde es especie cinegética, y 27 al sur, donde está prohibido cazarlo por la Unión Europea y donde en 2001 había registradas 17 manadas.

Al sur, el área de distribución del lobo ha aumentado en un 26 por ciento (260 cuadrículas con presencia de la especie frente a 208 en el censo del año 2001), un aumento "notable", que supone que la especie se encuentra "en disposición para avanzar hacia el sur en su área de distribución". según José Ángel Arranz, director general del Medio Natural.

Junto a Ávila, han aumentado las manadas en Salamanca (de una a tres), en Segovia (de cinco a diez), en Zamora (de 36 a 45), en León (de 44 a 54), y en Palencia (de 27 a 29). Mientras, se reducen en Burgos (de 19 a 17); en Soria (de cinco a cuatro) y en Valladolid (de 12 a 11).

Ganadería
Con estos datos, el lobo se encuentra en una "situación favorable", por lo que ha manifestado la necesidad de aplicar políticas que compatibilicen la conservación de la especie con la actividad ganadera de la Comunidad.

Si se suman manadas y lobos solitarios, en verano hay hasta 1.600 lobos en Castilla y León, dado que la reproducción se ha confirmado en el 73 por ciento de las manadas.

El norte del Duero también aumenta la población, sobre todo en el tercio norte (reservas regionales de caza en León y Palencia), en el oeste leonés y en la provincia de Zamora.

El informe explica que un buen número de manadas se sitúan en zonas limítrofes con otras comunidades y con Portugal, ante lo que  "es esencial el censo nacional para evitar dobles conteos, tanto en las manadas detectadas en Castilla y León como en el resto de censos autonómicos".

Nuevos censos

Según Arranz, la Junta realizará censos regionales globales cada diez años, si bien se actualizará cada cinco años el recuento de manadas al norte del Duero de cara a planificar la caza del lobo y se realizarán seguimientos poblacionales con una periodicidad no inferior a cinco años al sur del Duero, sobre todo en las áreas de nueva colonización.

De acuerdo a la información sobre la especie que se recopila de forma continua se realizarán "seguimientos anuales" para detectar variaciones significativas.

Para elaborar el censo han participado 650 agentes medioambientales, celadores de medio ambiente y técnicos de la Junta de Castilla y León con una red de itinerarios de 21.000 kilómetros, cubriendo, como mínimo, 20 kilómetros de rastreo a pie por cada cuadrícula de 100 kilómetros cuadrados, lo que supone 1.068 cuadrículas censadas. En total, se han inspeccionado 51.200 kilómetros a pie.

Para detectarlos se han buscado indicios como excrementos y huellas, y se han recopilado y analizado miles de datos a través de avistamientos, foto-trampeo, daños a ganadería, caza, y control de atropellos.

El censo se ha desarrollado durante dos años completos (2012 y 2013): en el primero e analizó el área situada al sur del Duero y todas las reservas regionales de caza, y en el segundo se repitió la prospección en las cuadrículas de la línea del Duero y se censó toda la superficie al norte del río, incluidas las reservas.