Así, ha rememorado sus primeros encuentros con él, en un domicilio particular, su "capacidad de diálogo". "Lo que necesitaba el país era un comunicador en corto", ha dicho para definir su estilo, acompañado de un "optimismo antropológico".

González, en una mesa redonda organizada por la UNED este jueves, ha definido la personalidad del político abulense como la del poseedor de "un coraje político difícilmente comprensible en los momentos de zozobra", con una "inagotable voluntad de diálogo", lo que contrasta con la actualidad: "ahora el coraje político es ruido y griterío y la voluntad de diálogo es casi inexistente, todo se confunde".

El expresidente socialista ha dicho que aunque la "la hoja de ruta" de la Transición era "relativamente fácil por el diseño del camino que España debía tomar", hacia las democracias europeas, "más difícil era la ejecución", y "lo peligroso era vencer las resistencias" de parte del aparato del estado.

Pacto de desacuerdos

Ha destacado también que "a veces pactaba desacuerdos" con el presidente del Gobierno de la Transición, que es como ha denominado a las ocasiones en que él no iba a pronunciarse en contra de algunos asuntos, como cuando en la votación de los Presupuestos Generales del Estado de 1980, en los que UCD no tenía el número de votos suficiente para sacarlos adelante, faltaron al Congreso 14 diputados socialistas.

Tras aludir a la crisis territorial de España y a la fractura social, el expresidente ha aludido a que con las cualidades de Suárez, habría “un poco más de espacio para reformar lo que haya que reformar”, ya que González ha llamado a la necesidad de llevar a cabo políticas reformistas "en un país que no lo es, que quiere que se agoten los procesos históricos hasta que cambie todo".

En este sentido ha llamado a reformas constitucionales, sin olvidar a quienes no eran favorables a la Constitución en 1978 y ahora "no quieren que se cambie una coma". Por eso ha puesto como ejemplo Estados Unidos, donde "cada vez que tiene que actualizar y adaptar a los tiempos" la Constitución "hacen una enmienda".

Si se aplica ese espíritu reformista, habría "20 ó 25 años de espacio de convivencia y libertad”, ha vaticinado.

Abdicación
Respecto a la abdicación del rey Juan Carlos, el expresidente del Gobierno ha dicho que es una decisión que ha adoptado "libremente", de quien ha dicho que "no es de los que se van porque les empujen”.

Tras indicar que es republicano, ha querido destacar el compromiso del rey, porque fue "constitucional antes de jurar la Constitución", ya entregó a Suárez "la responsabilidad ejecutiva", una circunstancia a la que -ha advertido- "nadie le da valor".

También se ha preguntado por qué “ahora” se discute “si se acepta o no la abdicación en el Parlamento” cuando ya las Cortes de Cádiz, en la Constitución de 1812, decidieron que la abdicación sólo era válida “cuando la aceptan las Cortes”.

Felipe VI
Ha instado al nuevo rey a “desafiar el futuro desde su propia personalidad”, con el “respeto” a la Constitución y a las “reglas del juego que va a jurar en unos días”, y a “ganar su espacio y hacernos ganar a todos un tiempo de cambio”.

En la mesa redonda 'Homenaje a Adolfo Suárez. Lecciones para el futuro', ha participado el que fuera ministro de Asuntos Exteriores con Suárez, Marcelino Oreja, quien ha recordado algunas frases.

Por ejemplo, cuando dijo a sus ministros "vosotros sabéis más que yo, pero yo veo más lejos que vosotros", o la de "el futuro no está escrito". Oreja ha querido subrayar la "profunda vigencia del legado de Suárez".

Por su parte, José María Martín Oviedo, exsecretario del Consejo de Estado y diputado constituyente por Ávila, ha relatado el período de sólo diez meses en que, entre septiembre de 1976 y abril de 1977, se produjo lo que se dado en llamar "voladura controlada del franquismo", que "sin entreguismo ni favoritismo", dio como resultado la frase -que figura en la lápida de Suárez- "la concordia fue posible".

El expresidente del Senado, Juan José Laborda, ha pedido "entender nuestro pasado sin fantasías ni fantasmas" para criticar con dureza el libro de Pilar Urbano -en el que aseguraba que le rey estuvo implicado en el 23-F- por contener afirmaciones "mendaces y oportunistas".